El hotel está bien situado para hacer ruta por la zona costera de las rías Baixas. Para ir a cualquier lado hay que coger el coche, en festivo no pasó ningún autobús en lo que estuvimos esperando, tocó coger taxi si se quería probar el albariño. Dentro de la habitación mucho mucho mucho calor, no dejaba dormir y eso que había un ventilador. La recepcionista parecía estar enfadada todo el día. Muy buen precio en la gasolinera de al lado que tiene súper y te saca de un apuro. La piscina un plus. El desayuno normal para coger fuerzas, zumo, cafés, tostadas, bollería….. Buena relación calidad precio. Importante si vas en coche, se puede aparcar perfectamente